miércoles, 3 de agosto de 2011

Psiconeuroinmunobiología: El efecto del cerebro sobre el sistema inmunológico

Según el doctor Mario Alonso Puig, cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid, “son nuestros pensamientos los que en gran medida crean continuamente nuestro mundo, mientras que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión favorecen las funciones superiores del cerebro.”
Zona prefrontral del cerebro
Estos son los conceptos que sostiene la psiconeuroinmunobiología, basándose en que la zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se traza nuestro futuro, el ser humano valora alternativas y estrategias para solucionar sus problemas, “lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando". Así esta disciplina apunta a que “hay que entrenar la mente”.
De acuerdo a este especialista la psiconeuroinmunobiología es “la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional.
El pensamiento y la palabra interactúan con el organismo y producen cambios físicos muy profundos.
Un minuto de pensamiento negativo seis horas de baja inmunitaria
Se mostró en diversos estudios que un minuto detenido en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, ocasiona cambios sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal”, afirma Puig.
Acción del sistema inmunitario
El sistema inmunitario puede lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo, afectando la intelectualidad, al dejar sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
Respiración abdominal
“Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la posibilidad de crear cambios en el cerebro. Impulsa la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios”, manifiesta Puig.
Es más inteligente llevar el foco de atención a la respiración, que serena nuestro estado mental. “Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”
La palabra y la energía vital
“La palabra es una forma de energía vital. Se fotografió con tomografía cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral”, añade.
El especialista agrega: “conforme a cómo nos hablamos a nosotros mismos, moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.”
Activación de núcleos amigdalinos y procesos mentales
Las palabras activan los núcleos amigdalinos, por ejemplo, los del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales.
· Migraña y dolor coronario se reducen al 80%
Científicos de Harvard demostraron que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario se reducen un 80%.
Por otra parte, Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), determina que el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
Hay que salir del miedo
El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a “su seguridad” y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de allí.
La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
“Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pero primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente”, sostiene Puig. “Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro.
El mayor potencial es la conciencia, aceptarnos por lo que somos y no somos, porque la aceptación es el núcleo de la transformación.”
Qué es exactamente la psiconeurobioinmunología
Es el estudio de las interacciones cerebro-glándulas endócrinas-sistema inmune. Establece las relaciones entre las respuestas del comportamiento, las neurales, las endócrinas y las inmunes, que le permiten al organismo su adaptación al ambiente.
El estrés, el distrés y de manera notoria los trastornos afectivos se relacionan con inmunosupresión.
La respuesta conductual y emocional, junto con el sistema nervioso autónomo son las primeras en manifestarse, luego aparecen las respuestas hormonales y más tarde las inmunes.
Estrés y sistema inmunológico
Los factores estresantes modifican la respuesta inmune, empeorándola, tales son los caso de duelo, divorcio, soledad y aislamiento afectivo que hasta provocan infecciones virales.
Otro parámetro estresante está involucrado con los familiares encargados de cuidar a pacientes con enfermedad de Alzheimer.
Aislamiento afectivo peor que el tabaquismo y la hipertensión
House y su equipo evalúan que el aislamiento afectivo es un factor de riesgo tanto o más importante que el tabaquismo, la hipertensión arterial o la obesidad.
Escribe el Dr. García Badaracco: “detectamos cada vez más las interdependencias recíprocas que nos constituyen, nos influyen y a menudo nos atrapan en vínculos patógenos de los que nos resulta muy difícil salir. La toma de conciencia de todos estos aspectos está influyendo cada vez más en la necesidad de incluirlos para la construcción de una concepción actualizada de la salud y la enfermedad.
Una concepción verdaderamente científica de la medicina tiene que tomar cada vez más en cuenta que hay que capacitar al paciente para manejarse en este mundo”.
Fuentes:
Dr. MARIO ALONSO PUIG. Cirujano, Madrid

José Bonet y Carlos Luchina, EL ESTRÉS, LA INTEGRACIÓN DE LA RESPUESTA Y EL SISTEMA DE RESPUESTAS NEUROINMUNOENDRÓCRINAS, en PSICONEUROINMUNO- ENDOCRINOLOGÍA, Edit. Biblos, 1998)
J. House, K. Landis y D. Umberson, ‘Social Relationships and Health’, SCIENCE, 241 : 540-45, 1988).
Jorge E. García Badaracco, Introducción a ‘Psiconeuroinmunoendocrinología, Modelos de Integración Mente-Cuerpo’, Edit. Biblos, 1998).